CONVERSACIONES CON LA DIÁSPORA -Comencemos a escuchar a la Diáspora, por qué estoy seguro de que la Nación que ellos sueñan, aún existe.
Un jueves o sábado cualquiera, por así decirlo, me encontré en Wynwood, Distrito de Arte de Miami, con Ray Vásquez, el arquitecto transformado en hombre del Renacimiento, quien se autoconsidera un humilde intérprete de los paisajes de la Patria.
Entre muros grafitados, aceras transmutadas y panoramas ultra sensoriales, comienzo a conocer la historia de este atleta quien una vez fuera maratonista y luego se tornara ciclista, y que además de describirse como artista de motivación, en breves palabras evidencia lo que en realidad es. Un explorador de las cosas ricas que ofrece el estar vivo.
Ray, el puertoplateño y mayor de tres varones y dos hembras, nos cita con orgullo, ser el primogénito del doctor Vásquez de Puerto Plata, conocido además como Toño, y la educadora Miladys, hija de una cubana de Camagüey y un padre venezolano, que andaba de visita por el país, quien termina quedándose en la “Novia del Atlántico”. Metafórica la reseña, pues todo aquel que llega a esa costa, a ese pueblo, a ese estrecho de tierra, permanece en ella.
Remontado en su infancia, el renacentista que hoy es miembro de la Diáspora Dominicana de la Florida, al preguntarle sobre su niñez, inicia su relato, fijando el cariño que guarda por sus amistades de infancia, los cuales aún son parte de su presente. Aquellos con los que compartió carreras en las calles, retozos en callejones y con quienes se ensuciaba de tierra al jugar en los parques de su querida Puerto Plata. “Esos con los que maroteé limoncillos y tiré piedras en la Época del Medio Millón”, me dice. “Esos mismos, siguen siendo los muchachos con los que interactúo a diario.” Expresión que cede, sin darse cuenta de que son más de un puñado de décadas desde esos veranos, las que han pasado.
El además amante de las artes marciales no está consciente de su edad física. Su espíritu de aventurero adolescente es uno palpable en los planes que dicta, los adjetivos que usa y la sonrisa que emite. Sin poder ponerle el dedo a cómo y porqué, Ray nos deja conocer entre los diptongos que omite, que su amplia receptividad y visión de vida, es el producto de haberse criado en una comunidad costera, con pinceladas de influencia extranjera, tal como la cultura de su madre.
Sigue el intercambio y de momento me comunica, como si fuese yo quien lo supiera, “yo sabía que estudiar era una obligación. Así me criaron. Pero en realidad, a pesar de que en “ese” pueblo hubo una camada de artistas (a quienes cita por primer nombre), yo ni se bien cómo terminé en arquitectura.” Con picardía en los ojos, me da a entender que posiblemente fue por causa de una fémina. Pero me extiende esa confesión de manera silente, mirándome a los ojos, como si fuese yo quien tuviera esa respuesta. Y ahí el silencio atrapa el instante, desvelando su capacidad de violentar las leyes de la física, y transportarse en el tiempo de donde no se ven a simple vista las cosas, a un lugar donde se vive a vista simple.
Vásquez se graduó de lo que quiso y luego lo instruyó por diez años, como catedrático de la Universidad Central del Este. Desde ahí recordó siempre a sus alumnos, que la creatividad es superior, en los espacios donde existe la escasez, si esta es capaz de ceder a los sentidos.
El Mentor de mentores, quien no llama a nadie por su nombre, sino “americano”, es una persona compleja, pero legible, abierta, pero integradora, como pocas he conocido. Una interesada en aprender para enseñar. Una que insiste en confeccionar recuerdos a otros, a la vez que crea los suyos. Esa es su pasión. Incluso, es su modo de vida. Y la ha reflexionado como un recorrido lleno de turismo de aventura. Idea que le naciera en el ’75, después de haber replicado junto a Claudio Camaño, la caminata original, de este último.
“República Dominicana es una maravilla por todas partes.”
Me lo dice una y otra vez. Y lo hace haciendo énfasis en la diversidad que existe en los ecosistemas naturales y sociales del país. Lo evidencia relatando cada uno de los recorridos de sus grupos de montain-bikes y las expediciones culturales de filosofía y reforestación que han hecho en los últimos treinta años.
Ray Vásquez, superado su sexta década de edad y luego de haber paseado la isla en bicicleta varias veces, recibe la inesperada oferta de su hermana. Una exploración, a escala inimaginable. una que no vio llegar. la oferta era, venir a vivir Estados Unidos.
Valora entonces, si su espíritu de aventura también debía ser alimentado por la idea de un país continental. Su ánimo de no reconocer la palabra retiro, le afirma que emigrar no tiene edad, y que expatriarse es tan solo otra gira de descubrimiento. Y por ello, decide venir a vivir América.
La primera revelación que encuentra no son sus rascacielos o enormes cordilleras. Lo que aprende es que aquí, “los cuentos” no existen. Que el cumplimiento es primo y que no hay excusa que valga, ante la responsabilidad de la palabra de un adulto.
Había venido muchas veces de visita, pero nunca se había visualizado como transeúnte de los espacios que este ecosistema presenta. Así que, al poco tiempo de llegar, se comunica con un exalumno en Nueva York y le dice que estará por allá en unas semanas. Que le guarde una cámara, lienzos y acuarelas. Y lo que inicia como una nueva experiencia para Ray, termina montándolo de nuevo, en esa maquina del tiempo que ha regido su vida.
Y con los brochazos, no llegan ni sierras naturales ni otras artificiales. Al multifacético y jovial sexagenario, le llegan los recuerdos que porta el artefacto de lapsos y recuerdos. Y con ello, renacen obras, que pinta de memoria. Desde una palestra que es capaz de transportar al espectador, a las raíces de su infancia vivida, recordada o hasta soñada. Una trama de época, en tonalidades cruzadas, que “te recuerdan que cuando uno más lejos está, es cuando las cosas demuestran su real valor. El arte estrecha ese espacio en el tiempo.” Acuarelear su Puerto Plata es la máquina del tiempo que usa para acercarse.
El practicante de juegos sin complejos dice que, la vida debe ser una eterna búsqueda y una aventura. Y nos recomienda que el sonido y el olor en los colores de su lidia, deben estar en las quimeras de todos nosotros. Sin importar de dónde venimos, la creatividad solo es superior, en los espacios donde existe la escasez de tu procedencia, si esta es capaz de ceder a los sentidos del pasado.
Y así fue como al salir en busca de otra exploración, Ray Vásquez, el renacentista, primogénito de Toño y Miladys, y arquitecto de formación, termina encontrándose de nuevo, consigo mismo. En el lienzo. En los pinceles. En los colores. En los recuerdos. En Puerto Plata. De cierta forma, metafóricamente. Pues todo aquel que llega a esa costa, a ese pueblo, a ese estrecho de tierra, permanece en ella. Pero para él, ahora lo hace desde aquí. Desde América.
Si fuese por él, la conversación hubiera durado días, en vez de horas, pues aún faltaban sus expediciones en Marruecos, Machu-Picchu, México, Argentina, el mismo Yellow Stone Park y las obras que ha diseñado. Sin embargo, el intercambio exigía una conclusión. Y es ahí donde me asegura que, “¿Americano?, soy un hombre con suerte, mas no soy dichoso.” A lo que testifico yo entonces, “Maestro, la Nación que usted sueña, aún existe.” Y me sonríe.
-Ray ya ha expuesto sus pinturas en Puerto Plata, Miami y próximamente lo hará en Nueva York.
Gines Flowers says:
Buen relato, somos miles de dominicanos que emigramos a otros paises con la finalidad de hacer realidad el sueño de, prosperar, de VIVIR MEJOR,
Los Estados Unidos, emblemiza «El Sueño Americano»
Y està patentizado,tal cual lo ha hecho Ray.
Coincido contigo, y esa frase de que la Nacion que Sueñas sun existe, la llevo conmigo cuando me refiero a mi querida Republica Dominicana, mas hoy dia mi Patria es una pesadilla, con la fe y la seguridad de que #podemosvivirmejor estoy convencida de que muy pronto alguien nos darà un empujon mientras pesadillamos y entonces el Sueño precedido de un hermozo despertar. Si La Nacion que Sueño està en construccion….
Congratulations Rodolfo, I know on fact that you want the same Nation, dream is not forever, one day we will wake up.
Rodolfo Pou says:
mi mejor y mas fiel lectora>>> estamos creando los cimientos del perfil de los dominicanos del mañana… historia mas historia… experiencia mas experiencia… armando la realidad, del sue►4o que todos sueñan y la Patria acorde con el>>>
Rodrigo says:
Excelente artículo!
Ray Vásquez sin duda es una persona ejemplar que lleva en si mismo impregnada su cultura.
Rodolfo Pou says:
Gracias por el comentario. El americano es una joya nacional.