Publicado en País Político
27 de abril del 2023.
República Dominicana. –
Entrevista por Marivell Contreras.
Rodolfo R. Pou es arquitecto, autor y filántropo dominico-estadounidense egresado de arquitectura y urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y Miami-Dade College, quien reside en la ciudad de Miami (Florida), Estados Unidos.
Es el CEO de la firma Quadra Group International y es presidente del Consejo Directivo de la Fundación Diaspora & Development, ambas en Estados Unidos. Más allá de su carrera, Pou ha servido como funcionario del Estado dominicano y como miembro del Consejo Asesor de la UNESCO. Su preparación lo ha llevado a representar a los dominicanos en congresos y cumbres en Washington, Corea, Suecia, Alemania, México, Uruguay y Guatemala.
Luego de la puesta en circulación de sus libros Diáspora y desarrollo. Volumen 1 y 2, ha encabezado paneles sobre la inclusión de las diásporas latinoamericanas en el desarrollo de sus naciones de origen. También ha sido invitado a dictar ponencias en lugares como el Congreso de los Estados Unidos, el Capitolio del Estado de Rhode Island, las Universidades Miami-Dade College, Revelation University, Universidad Tecnológica de Santiago y recientemente en la Universidad Pedro Henríquez Ureña.
Sus palabras han sido igualmente convocadas a la embajada de la República Dominicana en Costa Rica, en las ferias Internacional del Libro de Miami y la Internacional del Libro Hispano de Orlando; la Casa de la Cultura de Puerto Plata, la Biblioteca Nacional de República Dominicana y las tres Conferencias Internacionales sobre diásporas latinoamericanas que se celebra en Miami, Florida.
Su dominio del tema «diáspora» lo llevó a desarrollar junto a un grupo interdisciplinario de profesionales dominicanos residentes en Estados Unidos, la Primera Agenda Integral de Cooperación y Desarrollo de la Diáspora para el Gobierno Dominicano, la cual le presentó al presidente Abinader en un acto multitudinario en la ciudad de New York, el pasado septiembre.
Su opinión es continuamente solicitada por sociólogos, periodistas, políticos, periódicos y medios internacionales como France 24 con transmisión para Latinoamérica desde México, TNT24 desde Colombia, TV Venezuela, Todo Noticia desde Argentina, MegaTV para la Florida, Univisión para Estados Unidos y CDN en Santo Domingo.
El pasado Día Internacional del Urbanismo recibió un Reconocimiento Municipal de las manos del alcalde de Miami, Tomás Regalado, por sus aportes al desarrollo del sur de la Florida en materia social, cultural y urbana. Pou igualmente ha sido distinguido por las Ciudades de Doral, Central Falls y la Legislatura del Estado de Rhode Island y su Gobernación. Con él sostuvimos una conversación interesantísimo sobre los desafíos de la diáspora y sus aspiraciones como estudioso del tema.
Tu voz es buscada y consultada por los medios de comunicación para analizar y representar a los dominicanoss en USA y en RD ¿cómo fue ese proceso?
El proceso que me posicionó para analizar y representar a los dominicanos en Estados Unidos, y por qué no, hasta los de República Dominicana, fue de carácter orgánico. Cuando regresé a Estados Unidos hace dos décadas, me inserté en la rutina que conlleva crear una familia y me abstuve por completo de participar con la comunidad dominicana. Pero hace cinco años decidí insertarme y regresar de lleno a ella. Ser parte de su fortalecimiento y desarrollo. Me parecía más loable y coherente hacerlo desde un espacio altruista que optar por tocar puertas de pasadas relaciones, que podrían facilitarme la inserción en círculos de liderazgo. Inicié entonces conversaciones con dominicanos que estaban fuera de la luz pública que, con su comportamiento y sacrificio a diario hacían Patria en casa ajena. Y las comencé a compartir en las redes sociales.
Esas conversaciones con la diáspora me dieron a notar, al punto que la periodista Rose Mary Santana me extiende el reto de escribir un artículo para los periódicos dominicanos que ella representa en los Estados Unidos. A las cuatro semanas ya estaba publicando artículos de opinión, escritos todos a través del lente de un dominicano en el exterior. Con el interés de enriquecer la discusión, cada escrito analizaba la problemática dominicana a través de la experiencia de uno de los suyos, que a diario estaba expuesto a diferentes culturas y realidades. Un mes más tarde, ya estaba en dos periódicos y en tres meses ya eran seis. Antes de seis meses estaba publicando en 12 medios de comunicación. Desde New York hasta Puerto Rico y desde la Florida hasta República Dominicana.
Migrante, inmigrante o ciudadano con dos banderas ¿cómo te defines?
Yo me crié entre ambos países. Incluso he sido inmigrante en cuatro ocasiones. Y aunque me siento ser el producto de la simbiosis de una y otra, ante y sobre todo, soy dominicano. Incluso la lección que le extendí a mis menores cuando los llevé al país por primera vez, fue de que «aquí en Dominicana, ustedes no son inmigrantes ni hijos de inmigrantes». Les tomó un tiempo procesarlo, pero al entenderlo asumieron la bandera y la cultura tricolor como propia, más allá de lo que habían sentido antes. Si le preguntas te dirán que son dominicanos. Y que tienen la ciudadanía dominicana para comprobarlo.
¿Qué te llevó a irte de la República Dominicana?
Como dije anteriormente, he sido inmigrante en cuatro ocasiones. Tres de ellas por decisión de mi mamá. Los hijos de madres solteras no pueden decidir dónde crecer o estudiar. Pero la última vez que partí de República Dominicana, fue por la crisis e inestabilidad del 2002. Aún no tenía familia propia y Estados Unidos presentaba una realidad más manejable y predecible.
¿Fuiste alguna vez discriminado?
Vivir en el sur de la Florida facilita la vida del inmigrante latinoamericano, porque al estar expuesto a cerca de una docena de culturas hispanoparlantes con historias similares, no bien te puedes sentir discriminado. Pero si te trasladas 50 o 60 km más allá de tu área de confort, te encontrarás con sectores e individuos que proyectan discriminación por el solo hecho de las facciones y tono de piel que portas.
Sin embargo, el haber sido bilingüe desde una temprana edad me ha permitido neutralizar ese sentimiento de repudio, cuando no logran identificar un acento en mi timbre de voz al hablar en su idioma.
¿Cuándo dejaste de verte a ti para ser parte del todo: dominicanos o latinos en USA?
Me encanta esta pregunta, porque evidencia un interés en mis acciones, que realmente nunca había considerado. El dejar de ser el individuo con proyectos y planes propios para ser el motor y expositor de muchos. Y eso sucedió después que publiqué el primer libro, Diáspora y desarrollo, el cual congrega una colección de mis 50 primeros artículos de opinión. Escritos todos a través del lente de un inmigrante latinoamericano que quiere ampliar la conversación sobre la problemática de su nación de origen y verse como instrumento para el desarrollo de esta. La receptividad a ese momento me definió como conducto.
¿Qué deberíamos saber el común de los de aquí sobre los dominicanos allá?
Que ser dominicano es algo que exponemos a diario. En cada gesto y cada intercambio. En cada logro y en cada sacrificio. Y, sobre todo, queremos que en la patria sepan que, todos pensamos regresar. Que nadie que haya nacido en República Dominicana jamás se visualiza no regresando. Eso lo aprendí en las Conversaciones. Todos y cada uno me aseguró que regresarían.
¿Crees que existe una comunidad que tenga un interés tan importante por su país como los aportes que hacen ustedes a la República Dominicana?
Comparto a diario con miembros de otras comunidades, que sienten un gran cariño e interés por el bienestar económico, social y político de su país de origen. Desde los nicaragüenses a los cubanos y desde los colombianos a los venezolanos. A diferencia de ellos, nosotros podemos regresar. Sus naciones no están en condiciones de recibirles ni mucho menos permitirles ser partícipe de sus escenarios sociopolíticos. Sus diásporas, como las originarias nuestras de los 40 y 50 es expatriada política. En sus naciones no existe un escenario sociopolítico y económico factible que les permita considerar regresar. Tampoco veo una sostenida coherencia para insistir sobre ello.
Por ende, nosotros, además de filántropos económicos también somos filántropos políticos. Si lo ves, la democracia dominicana surge y se fortalece en su diáspora. Y somos orgullosos de ello. Por eso la protegemos a carta cabal, accionando cuando vemos que está en descuido o deterioro. No nos quedamos sentados en las gradas esperando que alguien venga a asegurar su fortalecimiento.
¿Cuál es la clave que mantiene a la comunidad en el exterior unida a la República Dominicana?
El principal componente es la nostalgia. Y para los que no nacieron o vivieron en la isla, lo es el hecho de pertenecer a algo que posee valores, sentido y propósito. Ser dominicano en un lugar donde coexisten tantas culturas y etnias, hace de ti, un ser único y definido.
¿Crees que los dominicanos, a través del Estado y sus instituciones han sabido recompensar el esfuerzo que hacen ustedes para mantener sus familias a flote?
El Estado dominicano no acaba de entender el potencial de la diáspora, ni sus riquezas ni su patrimonio. Además de que no puede ver más allá de las remesas, las legislaciones que siguen presentando son las mismas que vienen modificándose desde la era de Trujillo. Solo facilitando reducción de aranceles y eliminación de impuestos al regresar al país. Una mentalidad arcaica. Lo que sucede es que al Estado le es más fácil que nosotros seamos el recurso de sus deficiencias en cumplimiento hacia nuestros familiares.
En mis recientes propuestas, forjadas con un equipo interdisciplinario de dominicanos profesionales de la diáspora conjuntamente con la fundación que encabezo, Diaspora & Development, hemos planteado una Agenda Integral de Cooperación y Desarrollo, para asegurar el vínculo futuro y la inclusión del patrimonio de dominicanos en el exterior, como instrumento de desarrollo de República Dominicana. Y es fundamental, porque luego de una segunda generación si el vínculo se quiebra, con él se pierde todo el patrimonio que poseemos.
La gestión comunitaria obliga al contacto político, aquí y allá, ¿cómo ha sido esa experiencia?
No te miento. Tanto allá como aquí, el bregar con dominicanos por coloquial que eso suene, es lo mismo. Y más cuando partidos políticos vienen a darle cargos a personas sin comprensión de su real rol dentro del proceso democrático y participativo dominicano. El titulo no se corresponde con las acciones. Todos son operativos y logísticos, ningunos producen o plantean políticas o propuestas. Hay que aspirar y exigir más. La estabilidad económica, la capacidad de convocar o captar cédulas no pueden ser cualidades que determinen dirigencia política. Y mucho menos en la diáspora.
Somos figuras complejas con grandes intenciones, contrastados por grandes egos de proyección personal. Esto suele impedir que muchas cosas a veces se hagan en un lapso menor y con menos recursos. O que buenas iniciativas no logren su máximo potencial porque es la idea de otra persona u organización. A pesar de ello, en los dominicanos en el exterior existe un sincero interés de que cosas se hagan y que sean en beneficio de las comunidades locales y las de la Patria, es cierto y está latente en cada esquina y en cada grupo de WhatsApp.
He oído por ahí que te tienes o te tienen fichado para la política, ¿te lanzarás? ¿Cuál sería la plataforma y a qué curul?
Recientemente recibí el endoso público de una figura política federal de descendencia dominicana, motivándome a qué considerara postularme al congreso de los Estados Unidos. Absorbí el detalle con gran humildad y lo visualicé de inmediato como un paso que requerirá de gran responsabilidad personal y comunitaria. De serlo, solo lo aceptaría si fuese el resultado de un esfuerzo colectivo de una comunidad latina que se vea representada por mis propuestas, más que por quien soy y de dónde vengo.
Hasta ahora me he concentrado en impulsar la idea de la inclusión de los dominicanos en el exterior dentro del desarrollo de República Dominicana. Hoy, como nunca antes se está hablando de ello. Pero el trabajo aún no se acaba de ver. Y no quisiera dejar eso a medio talle.
Ahora, viendo la posibilidad de ocupar un curul en el congreso de los Estados Unidos y que además, antes de concluir la década los dominicanos residentes aquí alcanzaremos ser el tercer grupo hispano de mayor población en la nación americana, también me posicionaría en una plaza desde donde pudiera incidir sobre la política exterior hacia nuestro país.
Ahora, ser electo a esa u otra dependencia, también me compromete a considerar que mis ideas originales sobre las diásporas, pueden extrapolarse a otras comunidades. Que ellos también puedan impulsar la inclusión de sus mejores valores e insumos en favor del desarrollo de sus naciones de origen. En lo que estoy claro es que estoy en una etapa de mi vida donde prefiero ser parte de iniciativas que conllevan a resultados más que ser la cara en un afiche.
¿Ser una persona política es una necesidad o una responsabilidad?
Escuché hace un tiempo, una expresión coloquial que decía que «todos deberíamos meternos en política de una forma u otra, porque si no la política se metía contigo». Todo aforismo guarda una gran verdad, sin importar el estamento social de donde venga. Sin embargo, soy de los que creen que, como necesidad, la política es una que se ejercita desde pequeño. Desde el aula con el profesor o desde los campos deportivos con tu entrenador. Ya sea en tu lugar de trabajo o en el cotidiano intercambio social que te lleva de un cajero en un banco a otro en un supermercado. La política es el necesario instrumento de canje para lograr lo posible, si este va en beneficio del segmento que lo requiere.
No obstante, en mi caso es el resultado de una responsabilidad que opté por asumir cuando entendí quién era, y cual era mi propósito. A esa realización no siempre se llega a tiempo. Incluso, muchos nunca llegan a ella. Pero por dicha me llegó a tiempo. Y además quería asumirla. Entendí que estaba viviendo en un escenario donde mi punto de vista y accionar, podía engrandecer las posibilidades de los menos afortunados, con el solo hecho de cambiar el método en el cual se emitía la intención hacia ellos.
Respecto a esto, ¿qué aconsejas a los jóvenes para garantizar el futuro democrático de nuestro país?
A los jóvenes le aconsejo que sean siempre los entes de cambio. El futuro democrático de nuestro país depende de ustedes. Y a pesar de que muchos insisten en que para hacerlo es necesario que ustedes puedan recitar cada uno de los escenarios y los personajes que han sido partícipes de ella, les aseguro que no. Que con el solo hecho de tener grandes y buenas intenciones y reconocer las necesidades de aquellos por los cuales piensan velar, es suficiente.
Emprendan y garanticen el futuro de la nación que los vio nacer o aquella con las que se identifican como propia. Pues los arrecifes no determinan la dominicanidad solo su demarcación geográfica.