Palabras de Cierre,
(Improvisadas)
Coloquio, 175 Años de la Independencia de la República Dominicana
Salón de Actos, Juan P. Duarte Park

Buenas Tardes
Señor Cónsul General de la República Dominicana, Miguel Ángel Rodríguez
Señor Director del Instituto del Dominicano en el Exterior, Isidro Madé
Señor Director Ejecutivo del Instituto Duartiano, José Ramón Álvarez.
Saludos a todos y muchas gracias por la invitación.

¿Estamos viviendo a la altura del sacrifico de los Padres de la Patria? Y he ahí mi pregunta, cuando hablamos acerca de fijar una Nueva Independencia.

Y para ellos pudiéramos recitar las frases y referencias históricas presentadas por el Señor Cónsul, de cómo llegamos a tenerla. De cómo poseemos una bandera. De cómo poseemos un escudo.

O de los ideales originales de los Padres de la Patria, como nos señaló Álvarez.

Pero nos preguntamos. ¿O es que no lo hacemos? ¿Estamos viviendo a la altura del sacrifico de los Padres de la Patria? Una pregunta que siento ser es necesaria hacerse constantemente.

Y el entender que ser dominicano, no radica en el rechazo al haitiano. Aunque pueda existir esa percepción fiera de la isla, nosotros no somos producto de la negación de algo. Nosotros somos producto de la afirmación de algo.

Y al que no lo sepa, hay que recordárselo constantemente. Que somos dominicanos, por ser dominicanos. No por ser lo contrario a un país como Haití.

Ese concepto hay que recalcarlo constantemente. Pues cada uno de nosotros. En un período como el que estamos viviendo. Uno lleno de herramientas de carácter social y comunicativa.

Vivimos en una para-diplomacia. Donde cada uno de nosotros, nos hemos convertido en Embajadores de la República Dominicana. Hay que resaltar que nosotros somos “pro” algo. Y no solo fijar nuestra identidad sobre la negación de negación de algo. Muchas veces histórico.

Pero no piensen que es un mal solo nuestro. Es un mal de Latinoamérica entera. Que a veces encuentra romanticismo en su historia. Y por ello le encanta revivirla.

Incluso fija sus fechas nacionales, alrededor de grandes batallas conquistadas.

A ver. ¿Qué celebramos en enero? El cumpleaños de Duarte. ¿Qué celebramos en febrero? El natalicio de Mella y la Independencia. ¿Qué recordamos en marzo? El cumpleaños de Sánchez y Batalla de Azua. ¿Qué celebramos en abril? La Revolución. ¿Y mayo? El ajusticiamiento de Trujillo. ¿Qué temas tocamos en junio? Recordamos el 14 de junio. Entonces, ¿qué pasa en agosto…?

Y nos damos cuenta que nuestras fechas Patrias, están atadas de una forma u otra, a una expresión de liberación. Pero somos mucho más que eso.

Tenemos que ser dominicanos en esos espacios donde no estamos celebrando luchas ganadas. Yo aspiro a que celebremos luchas nuevas y conquistadas. Ahí es que quiero que nos conduzcamos, como dominicanos.

Allá en la isla o aquí en el exterior. Porque a diario todos ustedes hacen Patria en Casa ajena. Y no se dan cuenta de que tiene. Que promover esos ideales.

Leí recientemente, de la escritora polaca, Rosa Luxembourg, que las personas tienen que moverse. Que hay que moverse constantemente. Y me preguntaba, ¿porque dice ella eso? Pero sigo leyendo. Y es que entiendo su concepto.

Si no renueves, no escuchas las cadenas que tienes atadas. No escuchas el sonido de lo que te está atando. Y es necesario continuar moviéndonos hacia adelante para finalmente comenzar a comprender que el vaso de la Dominicano Dad, está más que medio lleno. A pesar de insistir en ver que el vaso está medio vacío.

Hay que moverse. Para así poder escuchar las cadenas. Y lograr la emancipación del dominicano de hoy. Aquel que respeta los sacrificios del dominicano de ayer.

Hacer Patria en país ajeno, es muy difícil. Es muy difícil.

Porque atamos a eso, no solo el aspecto emocional, sino el de añoranza. Aquel que nos fija que los tiempos del pasado siempre fueron mejores. Un acto irresponsable. Porque los tiempos del presente y el futuro deben ser mucho mejor que los del pasado. Porque si no, no estamos honrando el sacrificio de aquellos que perdimos. De aquellos que nos permitieron tener un tricolor.

A esa es la nueva independencia que yo me refiero.

Si algo vamos a lograr en esta 175 aniversario de ella, la cual a pesar de ser una independencia adulta, aceptemos que somos una democracia en infancia. Que una cosa no coincide con la otra. Y que a veces exigimos mucho de nuestra nación, porque creemos que estamos en este juego de la democracia desde el 1844, cuando en verdad no es así.

Somos una democracia en infancia. Y hay que permitirle este proceso en el que está, para que ella logre madurar y llegue a ser adolescente. Y posteriormente llegue a ser adulta.

Pero en ese proceso… hay que trabajar, hay que participar y hay que actuar en favor de…

Anoche. Los que compartieron conmigo, saben que cerré aquel evento diciéndoles que… La Nación que ustedes sueñan, aún existe.

Déjenme repetirlo otra vez. Porque ese es un juego de palabras. Porque el soñar habla del futuro. Y si “aún existe”, quiere decir que habla del pasado.

La Nación que ustedes sueñan, aún existe.

Pero hay que trabajar. Hay que participar. Hay que dar dinero. Hay que dar de nuestra capacidad y formación. Hay que ceder de nuestro tiempo, en favor de causas justas y nobles. Hay que apoyar sin figureo. Hay que decir que la nueva voz de la República Dominicana, no tiene que salir de un campo del Sur. Porque puede muy bien salir de la diáspora que la representa. Y que mucho significa para ella.

Ahora. ¿Cómo podemos nosotros, hacer de nuestra nación, un patrimonio digno y respetado alrededor del mundo?

Volvamos al país. Invirtamos en el. Porque, ¿cómo es posible que extranjeros invierten en el nuestro y nosotros no?

Busquemos los mecanismos bancarios, necesarios para crear un Fondo Fiduciario de la Diáspora, que permitirá que cuando todos nosotros regresemos, porque les digo, todos vamos a regresar…

Nadie vino aquí, pensando quedarse. Mis Conversaciones con la Diáspora me lo han confirmado. Todos queremos volver. Y cuando volvamos, ese Fondo Fiduciario nos va a permitir, no solo las inversiones de los negocios que queremos hacer, sino que con ello le aseguramos un patrimonio mayor  a la Patria.

¿Qué tienes una idea? Regístrala en Santo Domingo, como patente. ¿Qué tienes una marca? Regístrala en Santo Domingo. Porque el poder intelectual de una nación, es la forma en la cual se va a medir la riqueza de ese país, en el futuro.

No se va a calcular, por cuántas personas murieron. No se va a calcular por cuánto la economía sigue crecido. No se va a calcular por un contrato mal hecho por el Estado, en cualquiera de los gobiernos. Porque todos los han hecho.

Se va a medir por el patrimonio nacional. Por la riqueza intelectual de ese pueblo. Que está muy claro de quién es. Y como se define. Y por eso lucha a diario de entender que a pesar de ver que el caso está medio lleno, insiste en verlo medio vacío.

Para cerrar. Un concepto claro que quiero citarles.

Viviendo a la independencia adulta y la democracia en un estado de infancia. ¿Cuál será nuestro rol, como dominicanos en el exterior, en los próximos 10 años?

Háganse esa pregunta. Yo como dominicano, ¿cuál es mi rol, en el exterior, en favor de mi nación dominicana?

Puede ser a la Salud de mi país. A los negocios. A los ingresos. ¿O que finalmente tengamos una justicia de la que nos sentamos realmente orgullosos?

Estamos en una infancia. Y con ellos no estoy justificando a nadie. Pues estamos en una infancia. Entendamos eso.

Y vivir en el pasado, a veces nos impide trazar las metas necesarias para el futuro.

Y lo digo como una pureza ideológica. Porque si no fue Duarte, fue Santana, y posterior vinieron los otros. Y Lilis, y después vino Trujillo, y después Don Juan y después Balaguer.

Porque cada quien tiene una pureza ideológica. El mismo Peña Gómez. Todos líderes nacionales que querían el bien para la nación, de una forma u otra.

No nos juzguemos en el proceso. Porque de fuera no nos ven divididos por colores. Desde fuera nos ven como una unidad.

Nunca he escuchado decir… ahí vienen los reformistas dominicanos… ahí vienen los perredeistas dominicanos… ahí vienen los perremeistas dominicanos… ahí vienen los…

No. Ahí vienen los dominicanos. Y si algo podemos enseñarle a la isla, de la cual no somos ausentes, es que la Nación que sueñan, aún existe.