CONVERSACIONES CON LA DIÁSPORA -Comencemos a escuchar a la Diáspora, por qué estoy seguro de que la Nación que ellos sueñan, aún existe.
Trabajar dignifica. Muestra de ello, lo sentí en las palabras de Mercedes Suero, una Agente de Bienes Raíces que reside en Miami Lakes, cuando nos sentamos a hablar, la mañana de ayer.
La hija del mocano y propietario de la antigua «Óptica Poche» de la Calle Las Mercedes, nos relata cómo llegó a Estados Unidos hace más de 25 años, por vía de Puerto Rico. «Legal», me aclara.
Recién graduada de bachillerato, del Colegio Santo Domingo, Mercedes, con apenas 19, se iría a vivir a Puerto Rico, en busca del sueño americano, con cual dice haber nacido. Esa explicación me causaría curiosidad, la cual ella aclararía de manera conceptual, agregando que “desde antes de nacer, ya yo era Residente”.
Nos cuenta, que ella al igual que todos los miembros de su familia, adquirirían esa definición migratoria, gracias a la familiaridad y simpatía que guardamos los dominicanos con nuestros vecinos. Para suerte de su familia, la casa donde nació y vio crecer a sus hermanos, daba la espalda a aquella casa consular o de embajador estadounidense, que todos recordamos ver cuando niño, por los predios de la Biblioteca Nacional. Y para mantener la discreción sobre el hecho, mejor nos quedamos con la idea que fija, que para un buen entendedor…
Aunque su tiempo en Puerto Rico fue breve, recuerda con nostalgia la gente buena que le ayudó, y con quien nos asegura aún guardar amistad. Joven aún, pero con tres hijos y soltera, la “Isla del Encanto” le parecía pequeña para sus sueños, por lo que pone a Miami en sus planes.
“Rodolfo”, me dice. Iniciando lo que aparentemente está a punto de convertirse en una confesión de derrota y sobrevivencia. «He pasado. He sufrido. Me he levantado. Pero ha valido la pena.» Cede un silencio y me agrega. “Hubo momentos difíciles, donde tuve que dejar los estudios y aceptarle un bono de alimentos al Estado, para subsistir”. Añadiendo de inmediato, que solo lo hizo mientras le fue necesario.
Recuenta esta hija de Moca, nacida en la Capital, que como sucede en toda aventura, las cosas inicialmente no se desenlazan como uno quiere. Pues al llegar al Sur de la Florida, el único trabajo que consiguió esta madre de dos fue el de atender las flores de un Supermercado. Un trabajo sin futuro. Por lo visto, con un ingreso tan reducido, sus planes de seguir educándose tendrían que esperar otra vez.
Pero la perseverancia premia a los trabajadores. Y con ello, la suerte la coloca en el camino de un señor judío, quien la emplea como auxiliar, en su oficina de Bienes Raíces. De esa experiencia dice surgir un mentor y gran ser humano, quien no solo la encamina, sino que también la motiva a sacar su licencia de Agente Inmobiliario. Con este conocimiento, al poco tiempo logra comprar su primera casa y en lo adelante, tres otras más. Dice no tener con que agradecerle a aquel señor.
Desde entonces, Mercedes Bencosme logra estabilizarse y se siente haber logrado el sueño americano, Con esas enseñanzas y experiencias, provee para su familia. Su espíritu ligero, carisma y el hecho de encantarle la gente, han sido su mejor dote.
Ya con los hijos fuera de casa, desde hacen dos años, su marido y ella contemplan la posibilidad de regresar a la Patria. Dice ver grandes avances en los servicios de salud y transporte en el país, pero también ve que el dominicano no es tan considerado con la vida del otro, como recuerda de joven.
Para cerrar, me pregunta si «¿en República Dominicana, hay “Programas” para estimular a los dominicanos ausentes a que regresen, ¿cómo están haciendo en Puerto Rico?» Consulta que extiende riéndose, “porque ya hemos comprado un terrenito en Moca, donde mi esposo piensa poner un taller de mecánica y yo seguir vendiendo casas y apartamentos hasta la edad de 75.” Se ríe sin parar. Está contenta con la vida.
Terminando nuestra conversación, le aseguré que la nación que ella sueña aún existe.
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